martes, 7 de diciembre de 2010

ELEFANTE 9




Palabras


Se aburren los minutos en esta madrugada

Y yo con ellos

Me aburre tu mirada

Ya no es la misma.

Esa noche llena de ilusiones

Toma rumbo lejos

Más lejos de lo que piensas

De donde creías estar.

Frenéticas luces me han vuelto loco

No me dejan beber

Y esta copa me llama

Nuevamente, a estar juntos.

Guillermo Sequeira



Remolinos

Un lavarropas en mi interior

revuelve mis sentimientos

los arremolina

los confunde

los enfría.

Se nublan y esclarecen.

Sin cesar

mutan,

día a día...

Hay bondad en tu aire,

secretos solo nuestros,

ácidas caricias.

En el sonido del viento nos perdemos

y quedo prisionera,

congelada,

siempre esclava...

en tu jardín.

Luciana Sala



ESCONDITE, SU REFUGIO

De punta a punta en los pies

Poco a poco en disimulo acercándose

Creyendo que nadie lo ve

Desapercibido y sólo sigue él.

Yendo a escondidas

Entra así en la noche

En la oscura sobra: su refugio

Donde tapa su vergüenza.

Donde esconde hasta su ser

Sólo Dios lo puede ver

Se regocija en medio de nubes

Que el mismo hace llover.

Su conciencia lo persigue

Y de ella quiere huir

Ocultarse en el castigo de la nada,

Taparse, camuflajearse,

En el vacío, sin palabras



Juliana Haedo







Noche Vagabunda


Una fuerza natural, energía profunda, veo desde el ventanal y mi mente se inunda

penumbras se borran, hay miradas rotundas, la noche transita y viste como dama vagabunda.

Se alumbra el decorado todo ha cambiado de estado, mis pies plasmados y descansando inspirado

alquilado este rol que me trajo de invitado, en el color dorado mientras llueve en el tejado.

Mis halagos su sonrisa, mi paciencia, su prisa, me embriagaron me extasiaron volando en la cornisa

sus arranque mi elegancia y su brillante risa, vislumbraron un sendero que caía en las cenizas.

La brisa y el frío, su instinto evasivo, la música en alto testigos correspondidos

avance progresivo, intereses compartidos, entre pasos sugestivos pegados como adhesivos.

El ruido aturdido, rostros entumecidos, labios ennegrecidos sentimientos oprimidos

el brillo y su vestido, mi anclaje inadvertido, divertido y sucesivo al son de mis cumplidos.


Federico Villafañe, El Discípulo de la Rima.

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