Pasaje de la Reforma
Un tipo del barrio, vive en su auto
Un Falcon gris, viejo y despintado
Él está en el pasaje, lo veo todos los días, cuando paso
A veces lo veo acostado con las piernas fuera del auto
Otras, bebiendo
Tiende sus ropas al sol, en el parabrisas
Lo saludo, pero el no
Siempre de lentes oscuros, hablando de fútbol con algún vecino
Es un tipo raro
Alto, muy alto
Los fines de semana cuida autos
al frente del hospital de clínicas
Tiene un extraño caminar
Un tranco largo y veloz
Se reúne con amigos alrededor de su auto
Los domingos por la tarde
Una tarde fría, salí al centro
Cuando llegué al pasaje, no estaba el auto
Solo un montón de policías
Y un cuerpo en el piso, cubierto de diarios
Estuve un rato mirando
Le pregunte a un vecino, que fue lo que pasó
Dice que salió a la noche en su auto,
pero regreso el sólo en la madrugada
Borracho y muy golpeado
Se tiró en el pasaje
Y murió
Entre cajas, diarios y gatos
El cuerpo, estaba ocupando toda la vereda y parte de la calle,
frente del kiosco de la peruana
No se sabe todavía del Falcon
Dicen que lo cambió por droga
Después me fui
Mirando las nubes en el horizonte
Creo que esta tarde
Llueve
Mario Eduardo Godoy
Cuento en futuro
“El propósito que lo guiaba no era imposible, aunque si sobrenatural. Quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad. Ese proyecto mágico había agotado el espacio entero de su alma…” J.L. B
Habrá una vez un hombre, que vivirá en alguna aldea, algún barrio, alguna cuidad o en cualquier lugar.
Habrá una vez un hombre que no será ni príncipe ni sapo, ni guerrero ni héroe.
Habrá una vez un hombre.
No habitara en un gran castillo ni salvara a ninguna princesa ni a nadie.
Sus besos serán solo besos, su espada no será invencible.
Sus palabras ocasionalmente acertadas, otras veces muy torpes.
Su amor no será eterno ni inalterable, su corazón no será perfecto y noble.
Tendrá miserias visibles, flaquezas que no querrá disimular.
Habrá una vez un hombre capaz de sortear su destino, de escapar al horror de repetir eternamente un cuento ya escrito.
Habrá una vez, realmente habrá una vez, un hombre... (?)
Federico Martínez
Ella quería todo ordenadito. Que fuera idéntica.
Acá la mañana. Acá la alegría del esfuerzo.
Más allá jugando los hijos. Después la recompensa.
Qué pena debe sentir por el mar que no tiene centro.
Qué sola debe sentirse cuando el día se puebla de decoros nuevos.
Rocío Pavetti
Publico “Escafandras”. Ediciones Recovecos 2009
Ruidoso el mundo por la ventana se acerca
Madrugada - el calor-
el cuerpo pegado a la cama
no distingo que es sueño
y que es verdad.
La gente habla -me dice-
yo hablo -me digo-
el silencio
que no hay más
escaso recurso
el de escuchar.
Atenta -ruidoso el mundo por la ventana se acerca- despierta -pensando- es preciso trabajar en lo simple - con los pies en la tierra y el alma de nuestro lado.
Carolina Bravo
Publico "Treinta". Grafica 29 de mayo/ 2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario