lunes, 13 de septiembre de 2010

Elefante 1 -Escritos-

Reflexión del tiempo

¿Por qué uno espera, siempre espera?
Espera para trabajar, espera la diversión.
Espera para cobrar, también espera para pagar.
Espera porque otros dicen que espere.
Espera por esperar, y ni siquiera sabe lo que espera.
Mientras tanto el tiempo no espera y no te espera.
Creo que a raíz de eso es el porque a la espera,
¿pero por qué él no se siente afectado, amarrado, esclavizado a la espera?
¿Será por qué él es el dueño de lo transcurrido, lo que transcurre y lo que va a transcurrir?
¿Será que él es el rey y nosotros sus siervos?
Pero el tiempo seguro tiene un tiempo y una espera.
¿Qué es? ¿qué esperará?
¿Esperará que pase lo marcado por el destino y así poder seguir por siempre?
Lo natural tiene un tiempo, lo artificial también.
El hombre pone e impone tiempos,
la naturaleza venga junto al tiempo.
¿Qué pasaría si no existiera el tiempo?
¿Estaríamos muertos? ¿Muertos sin haber nacido?
¿Muertos en vida, ya que no nos quedaría nada por hacer y la falta de tiempo nos condenaría a lo eterno?
¿Entonces el tiempo es un regulador?
¿Pero quien utiliza este poderoso regulador?
Dicen que el tiempo es relativo que uno puede viajar en él.
Yo más que en sentimientos y pensamientos no puedo recorrerlo.



Subsistir I

Retardando al contrincante con una elocuencia veloz,
casi incomprensible,
por aquellos que eligieron solo ver la luz sin darse cuenta
que por detrás siempre acecha la oscuridad.
Un contrincante cínico, un bárbaro intelectual que solo apunta a devorar
el árbol vivo del ser.
Extraño andar el mío ante estos seres,
juego con la muerte, pero esta vez
de su lado.



Subsistir II

La importancia es que el veneno ya está en tu interior,
de a poco tu mente reaccionara,
te dará a elegir luchar, o dormir eternamente.
De ti depende.



Subsistir III

Vivir arrebiante, caminando en el desierto,
con la fuerte tormenta de arena, que quema como el fuego,
tanto sufrir nos purifica como el agua que desciende de aquella montaña
tan alta, tan infinita.
Predijo un hombre una vez que quien escucha, más aprende, así fue que mi oído se agudizó.
Sabiendo de la oscuridad de la noche, escucho luz, de día la siento, como el árbol más alto del bosque, el que cuida de todos,
y al que todos quieren tumbar.
Extraña, o normal la gente que perdió los sentidos. Solo les queda el hablar, hablar de todo, de todos,
de nada.







Rodolfo Schmidt


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